A los 100 días de la gestión del Presidente Martín Vizcarra para completar la gestión de este gobierno hasta el año 2021, no se visualiza ni se percibe que haya un gobierno sólido, consistente y con determinación política, que responda a las expectativas que genera los 200 años de la independencia nacional y al mismo tiempo pueda implementar y coronar los objetivos del Plan Bicentenario.

Más bien durante estos 100 días, el fútbol peruano liderado por Gareca y sus 23 pupilos tuvo más logros e impactos, hizo vibrar a todo el país en identidad, cohesión y esperanzas. Ha posicionado en el mundo entero el retorno del país a las grandes lides del deporte. De esta magnífica presentación de la selección peruana hay aprender cómo renovar una nueva generación de líderes políticos al mando de otro “Tigre” y equiparar esa imagen deportiva mundial con logros sociales, económicos y políticos que requerimos. Para el presidente Vizcarra la valla elevada por Gareca en armar un equipo y cumplir metas es realmente muy alta.

Los 100 días siempre son de luna de miel, sin embargo, la era Vizcarra acaba sin mayor respaldo popular desde la calles, según las últimas encuestas el 48% de la población desaprueba su gestión. Este lapso de tiempo tuvo una aparente tranquilidad y complicidad sospechosa con la mayoría fujimoristas, izquierdista y aprista desde el Congreso, donde cesaron los ataques feroces y desmedidos que tuvo PKK en su momento. Más bien le dieron la confianza y le delegaron las facultades para realizar los cambios que fueran necesarios. Al gobierno le falta promulgar los decretos legislativos con las políticas de profundización y cambio para reimpulsar el crecimiento económico, seguro que está esperando que sean parte del anuncio del 28 de julio en el Congreso de la Republica.

En esto 100 días Vizcarra perdió dos ministros, uno fue cambiado por ofrecer la cabeza de su viceministro y otro renunció por los desacuerdos en la aplicación del incremento de Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) que grava impuestos a los combustibles, licores, gaseosas, cigarrillos y autos, una medida impopular que gustó a muy pocos que provoco rechazo en las grandes mayorías, las protestas más contundentes vinieron de las regiones del sur, donde supuestamente deberían es el fuerte de Vizcarra; sino fuera el mundial este sismo pudo tambalear la gobernabilidad.

Son 100 días donde sus propia bancada lo cuestiona, existe a las claras una intencionalidad de poner frente a frente a los congresistas provincianos contra los limeños, donde ya se libraron algunas escamaruzas por tener más injerencias y poderes en el entorno de Vizcarra y luego esto se traduzca en la repartija de presupuestos de la República y otras gollerías que ofrece estar en el centro poder político.

Este reacomodo del poder, también es una reubicación de los poderes fácticos de la corrupción, que siempre quieren estar más cerca de los decisores del poder. En esta primera evaluación que se suele hacer a los 100 días de un gobierno nos muestra sin duda gobierno débil, sin mayor perspectiva de cambio y recuentro con la desconfianza de la población.