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Violadores castrados

El abuso sexual infantil es un problema que nos involucra a todos y por ende debemos estar en la capacidad de apoyar con la erradicación del maltrato infantil.

Juan Carlos Callacondo Velarde 

Comunicador Social y Docente Universitario

Publicado: 2018-05-20

El Congreso de la República aprobó en primera votación el proyecto que propone la castración química como medida complementaria a la pena privativa de libertad en casos de delitos contra la libertad sexual (violación sexual). Esta ley ha iniciado un debate nacional si los acusados por violación deben ser castrados químicamente. Sin embargo, no se discute y debate el problema de fondo y sus causas que las origina, como es el abuso sexual de menores en el país. Esta iniciativa de ley, sólo es populistas y efectistas para el alboroto de los medios de comunicación y el morbo de la población peruana.

Según las cifras del Ministerio Público, durante el 2017 se han denunciado 25 mil casos de esta naturaleza, constituyéndose en un problema de salud pública y educativa. En nuestra ciudad se denunciaron mil casos de violación de la libertad sexual en menores de 14 años, de los cuales el 90% de agresores de los menores son personas del entorno familiar y el colegio (es decir, padres, padrastros, tíos, hermanos, amigos, profesores o auxiliares) y sólo un 10% de casos es violaciones por extraños o delincuentes.

A estas cifras habría que añadir los miles de casos que no logran denunciarse por miedo, temor, amenazas y vergüenza de las víctimas, quedando totalmente impunes ante la ley y la sociedad. Sin duda, este es un grave problema de transgresión a los derechos humanos fundamentales de las niñas, niños y adolescentes del país. Si la mayoría de los perpetradores son cercanos a la víctima, esta iniciativa de norma y el debate nacional también debe tener en cuenta a estos pervertidos que están en la propia casa, las iglesias y los colegios, ellos también necesitan la castración química o quirúrgica. Si queremos medidas fuertes y radicales ataquemos las causas del problema y a todos los involucrados.

El daño físico, moral y psicológico que generan estos violadores es irreparable y complejamente traumáticas, dejan secuelas imborrables para toda la vida con consecuencias letales para sus víctimas. Algunas investigaciones señalan que la mayor parte de las victimas quedan con alta “predisposición para alcoholismo, tabaquismo, uso de drogas de abuso, prostitución, delincuencia, fuga del hogar, fracaso y deserción escolar, desempleo, embarazo adolescente o no deseado, conflictos familiares, dificultad para establecer relaciones interpersonales y mayores tasas de divorcio y separación”.

Es un ejerció y practica nacional no abordar el problema en sus causas, solo debatimos tener medidas analgésicas para la tribuna, poniendo énfasis en trivialidades como son los costos de los medicamento y las consecuencias en el transgresor. Es más, si la castración está orientada a los violadores condenados a cadena perpetua, ¿de quién los estamos protegiendo? El Estado peruano requiere contar con una política pública y específica en la atención a la violencia infantil que incorpore acciones de prevención primarias y secundarias tanto para las niñas y sus familias, como también para los sujetos propensos de estos actos. 

Los impulsos de esta esta gente no sólo es la libido sino también mental. No puede haber acciones aisladas ni esfuerzos aislados, sino se tiene el análisis del problema completo y sobre ellas articular las intervenciones que permitan una adecuada convivencia. El abuso sexual infantil es un problema que nos involucra a todos y por ende debemos estar en la capacidad de apoyar con la erradicación del maltrato infantil.


Escrito por

Juan Carlos Callacondo Velarde

Profesor y Comunicador Social se desempeña como investigador y consultor en desarrollo social


Publicado en

El Pulsador

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