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Nos roban la esperanza

No le robemos la esperanza a este país. Devolvámosle la esperanza y la alegría.

Juan Carlos Callacondo Velarde 

Comunicador Social y Docente Universitario

Publicado: 2018-01-22


Francisco, es el segundo papa que visitó al Perú en misión evangélica y apostólica. El primero fue Juan Pablo en dos ocasiones; en febrero de 1985, duró 5 días y visitó 8 ciudades. Por segunda vez en 1988 para el Congreso Eucarístico Mariano Bolivariano por un lapso de 40 horas. En esta visita el Papa Francisco por tres días eligió estar Madre de Dios, Trujillo y Lima. Allí pronunció discursos y frases muy encendidas pero arropadas de mucha realidad y humanidad cruda que afecta a los peruanos. Por su estatus, jerarquía y la señal en vivo de los medios de comunicación su mensaje se escuchó en directo en todos los niveles socio económico y confines de la patria.

La corrupción fue uno de los temas favoritos del que más habló y demando. Dijo el Pontífice que la corrupción es el “virus” social que “infecta todo”, cuyos efectos perjudican sobremanera a los más pobres, a los sectores de escasos recursos que sufren de privaciones, pero particularmente a los que se encuentran en situación de indefensión por enfrentar la vulneración de sus derechos y que viven de los recursos naturales”. Este fue un jalón de orejas a todos los políticos peruanos, los funcionarios públicos, a los empresarios que contratan con el estado y a todos los que actúan sin escrúpulos al momento de corromperse.

En su segundo día por tierra liberteñas fue mucho más enfático en expresar; “Peruanos, no se dejen robar la esperanza”. Tremenda frase que nos pone en modo reflexivo. Si pues, nos dejamos robar con mucha paciencia y fragilidad nuestros sueños, nuestras confianzas, nuestros bolsillos por los políticos que nos gobiernan; presidentes, gobernadores, alcaldes, funcionarios que llegan al Estado y poner su beneficio de bienestar general para poner al servicio de los más pobres, los más excluidos y todos los ciudadanos. Bienestar que nunca llega, año tras año seguimos en la espera de mejor salud, educación de calidad, justicia social, más ingresos económicos, equidad y desarrollo.

Nos roban la esperanza dolorosamente, cuando en el país las cifras de la anemia nos dicen que un 43.5% de los menores de tres años son anémicos y 13.1% desnutridos. Nos roban la esperanza de la buena salud, cuando los sistemas de atención primaria están colapsadas. Nos roban la esperanza cuando en nuestras escuelas y colegios sólo el 50% de escolares comprenden lo leen y sólo el 15% razonan lógicamente. Nos roban la esperanza cuando en país el 17% de peruanos son extremos pobres y 32% pobres no tienen ni para comer mejor. Este es un llamado a defensa de nuestros derechos, a la protesta, a la indignación, a la insurgencia. También a tener actos más responsables y ciudadanos.

En su último día fue mucho más preciso, directo y enfático en hacerse la pregunta “¿Qué le pasa a Perú que cuando uno deja de ser presidente lo meten preso? Humala está preso, Toledo está preso. Fujimori estuvo preso hasta ahora. Alan García está que entro o no entro. ¿Qué pasa?”, y dio la puntillada final expresando "Caemos en manos de gente que solo entiende el lenguaje de la corrupción"… “la política está enferma, muy enferma, en América Latina.

Estos llamados no pueden quedar en el vacío, en la retórica. Todo los que escuchamos y tenemos una decisión, una acción política y social genuina de vocación de servicio, debemos hacerse eco y carne de las palabras de Francisco. No le robemos la esperanza a este país. Devolvámosle la esperanza y la alegría.


Escrito por

Juan Carlos Callacondo Velarde

Profesor y Comunicador Social se desempeña como investigador y consultor en desarrollo social


Publicado en

El Pulsador

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