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Cultura de la prevención

Las primeras evaluaciones muestran una vez más que los daños son producto de la alta vulnerabilidad de las construcciones y una falta de cultura de prevención

Juan Carlos Callacondo Velarde

Comunicador Social y Docente Universitario

Publicado: 2018-01-17


Nuevamente un sismo de magnitud 6.8 y con una intensidad de 4 con epicentro en Lomas, literalmente ha sacudido una buena parte del país, este movimiento sísmico hasta el momento ha dejado como consecuencias 2 muerto, más de 100 heridos y 780 familias afectadas. Tras el sismo recién todas las instituciones del Estado se pusieron en alerta y salieron a la zona del desastre para socorrer, hacer planes de recuperación, reconstrucción de la infraestructura dañada, como también se movilizan hospitales y personal de salud de campaña para la recuperación física, psicológica de todos los afectados. Las primeras evaluaciones muestran una vez más que los daños son producto de la alta vulnerabilidad de las construcciones y una falta de cultura de prevención.

Todos los estudios y planes considera que vivimos en un país con un alto potencial sísmico por ubicarse en el "Círculo de Fuego del Océano Pacífico", de tal razón, el sismo del fin de semana no deben extrañarnos. Lo que si debe preocuparnos es nuestra falta de planificación preventiva y prospectiva para enfrentar estos eventos de la naturaleza. Siempre lamentamos las vidas perdidas, las condiciones precarias de la forma como habitan nuestros coterráneos cuando todo se ha consumado. Somos un ´país que vive de lamentaciones y planes reactivos.

Pero como siempre pasará el tiempo, pasará el sismo, pasarán las alertas, todo volverá a la normalidad. Como no pasara nada, hasta el próximo de sismo, hasta las próximas inundaciones, hasta el próximo terremoto. Esa es nuestra cultura de la informalidad, nos preocupamos con acciones reactivas para paliar el momento. Todos sabemos, todos repetimos que la prevención es un tema prioritario que hay que incorporar más a nuestras vidas, pero por alguna razón, nos es difícil sumarnos y hacer parte de nuestras vidas. Pretender evitar un fenómeno natural y peligroso es imposible, pero sí es posible gestionar las variables del factor de vulnerabilidad y una cultura de prevención que pueden hacer la diferencia en este tipo de eventos.

En algunos países con una mejor cultura de prevención y la alta exigencia normativa para las construcciones con un terremoto o desastre existe muy pocas pérdida de vida humana y materiales, porque sus pobladores, sus autoridades poseen información y capacidades para reaccionar y gestionar el riesgo de manera proactiva, proyectiva y estratégica.

En nuestro caso peruano también tenemos experiencias para este tipo de eventos, las universidades y algunas instituciones públicas y privadas han logrado generar información muy valiosa como mapas de vulnerabilidad, planes de evacuación, formas de alerta temprana, capacidades de organización, incluso una muy buena normativa para este caso, sin embargo no lo usamos, no funcionan, no lo gestionamos. ¿Qué está fallando entonces? Las personas, nuestra formación, nuestra educación, nuestra cultura preventiva.

Necesitamos urgentemente tener más conciencia sobre el impacto de los desastres y tener una cultura que nos ayude a mitigar con más eficiencia este tipo de eventos. Exijamos que se incorpore, como dice la política pública, que la gestión de riesgo deba ser una transversalidad obligatoria en todos los actos del Estado y las empresas privadas. Sólo así construiremos una cultura de prevención.


Escrito por

Juan Carlos Callacondo Velarde

Profesor y Comunicador Social se desempeña como investigador y consultor en desarrollo social


Publicado en

El Pulsador

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